El primer fundo que adquirió Miguel Torres Chile fue FUNDO MAQUEHUA (Valle de Curicó), en el año 1979. En él se encuentran la planta de elaboración y las cavas de crianza.

Este fundo de 95 hectáreas de terreno pedregoso, (buen drenaje). reúne condiciones particularmente buenas para el cultivo de las variedades tintas, como Cabernet Sauvignon y Merlot.

En 1984 se adquirió el FUNDO SAN FRANCISCO NORTE (Valle de Curicó). Se trata de 50 hectáreas de terreno de origen volcánico y franco arenoso, con buen drenaje.

Aquí se encuentra la viña de MANSO DE VELASCO que debe su nombre al gobernador español que fundó la ciudad de Curicó en 1743, en el cual se encuentran 10 hectáreas de Cabernet Sauvignon. Manso de Velasco es una viña centenaria, sus parras tiene más de 115 años de antigüedad.

A fines de los años 90, Miguel Torres adquirió SOCIEDAD AGRÍCOLA SAN LUÍS DE ALICO de 40 hectáreas en San Clemente donde se plantan las variedades Merlot, Sauvignon Blanc, Cabernet Sauvignon, Carmenere y Viognier. Este campo está destinado a la producción de uvas orgánicas las que se utilizan para elaborar la línea Las Mulas.

Posteriormente, en 1991, el FUNDO CORDILLERA (Valle de Curicó), de 86 hectáreas de terreno volcánico y franco arcilloso, pasó a formar parte de nuestros viñedos.

Es el fundo más próximo a la Cordillera de los Andes, y por lo tanto con un clima más frío, ideal para la plantación de las variedades blancas; Sauvignon Blanc, Chardonnay, Gewürztraminer y Riesling.

El año 2003 FUNDO EMPEDRADO se sumó a las propiedades de la empresa. Situado cerca de Constitución a 180 Km. hacia el sur de Curicó.

Este fundo de 369 hectáreas es el resultado de años de búsqueda de suelos de pizarra. Conocidos como “piedra laja” en Chile y “licorella“en Cataluña. La particularidad de este tipo de piedra es que permite un alto nivel de drenaje y acumula la radiación solar manteniendo un mesoclima caluroso, (por el color negro de la “piedra laja”).

Tras varios años de investigación en la zona de Empedrado, se decide producir un Pinot Noir especial y único. Nunca antes se había plantado una cepa en este tipo de superficies en Chile, situación que lo hace especialmente interesante.

El terreno es muy abrupto, con unas pendientes muy pronunciadas, por lo que se está preparando con terrazas para poder plantar las viñas y en consecuencia, obtener rendimientos bajos, con una gran concentración.

En el año 2007 la Bodega adquirió el FUNDO SANTA ROSA y REQUEHUA. Un nuevo terreno ubicado en la cordillera de la costa de la VII Región.

Inicialmente estaba compuesto por 28 hectáreas, en las cuales se cultivan variedades tintas como Carmenere y Malbec. Sin embargo la plantación de Carignan es la que hace a este fundo realmente especial, ya que se trata de una variedad poco conocida en nuestro país de origen español y particularidades que la hacen única.

Actualmente el Fundo consta de 178 hectáreas aproximadamente, con 20,47 há. plantadas, además de poseer un suelo franco – arcilloso del secano costero.

Tras el rescate de variedades antiguas como los tradicionales moscateles o la cepa País, en 2014 Miguel Torres ha anunciado una importante apuesta por el Valle del Itata.

La Bodega familiar adquirió recientemente una propiedad de aproximadamente 230 hectáreas en las cercanías de la ciudad de Chillán, a orillas del río Ñuble, y donde se focalizará en la plantación de variedades tintas, buscando el frescor que proporciona la cercanía con la Cordillera.

Millapoa es una antigua localidad situada en el valle de Catiray, cercana 20 kms hacia el Norte del pueblo de Nacimiento, en la Región del Bío Bío. Su nombre tiene origen en la lengua mapudungún y significa ”Vientre de Oro”.
Ubicada en la ribera del rio Bío Bío, frente a la desembocadura del río Huaqui -perteneciente a la ciudad de los  Ángeles -, Millapoa
tuvo mucha relevancia gracias al traslado de materias primas locales hacia otras ciudades del país. En esa misma  época, el vino que se elaboraba en la zona solía ser transportado en fudres de raulí, los cuales flotaban río abajo hasta llegar a Concepción.
Es en este escenario épico, donde Miguel Torres Chile da vida a otro de sus más atractivos proyectos, fieles a uno de los ejes fundamentales, el rescate de variedades ancestrales y el relevo del trabajo realizado por el pequeño viticultor.

Siempre buscando lugares que nos permitiesen elaborar vinos excepcionales, encontramos un lugar muy especial en el Valle de Osorno, a solo 40 mt de altura sobre el nivel del mar, a los pies de la cordillera de la costa, la cual alcanza rápidamente a los 1.100 mt de altura, funcionando como un biombo natural que nos protege de las intensas lluvias Valdivianas. En este entorno encontramos una incomparable expresión del Sauvignon Blanc, refinado y elegante. El viñedo está ubicado específicamente en la comuna de La Unión con plantaciones en terrazas en el piedmont norte de la Cordillera de la Costa, una zona austral, de suelos de origen volcánico con una climatología fría.

Miguel Torres Chile, siguiendo su visión de sostenibilidad e innovación y también para mitigar los efectos del cambio climático, en 2016 apuesta por el extremo sur de Chile comprando 740 hectáreas en la Patagonia.

Propiedad ubicada en la provincia de Coyhaique, destinada a ser un proyecto para las futuras generaciones de la familia Torres, el que se enfocará en sus primeras etapas al enoturismo y la investigación.

En 2018 adquiere esta nueva superficie en la zona más austral de Chile, esta vez en la provincia de Aysén. Una extensión de más de 5.000 hectáreas destinada a la plantación de bosques con un doble objetivo: compensar, con esfuerzos propios, la huella de carbono de la bodega, y recuperar el paisaje que históricamente caracterizaba estas tierras, y con ello, ayudar a preservar la flora y fauna nativas.